Anoche pensé que estaba mal eso de acostarme a dormir a las dos o tres de la madrugada y me hice el propósito de dormir mas temprano para estar mas dispuesta al día siguiente..
A las diez de la noche apagué la computadora y me metí en la camita, pero algo me molestaba, pensé y recordé que no había puesto la llave a la puerta de calle, así que me levanté puse la llave y ahora si ¡a dormir! bueno al menos eso era lo que creía, mi querida gata Mel quería salir y empezó a maullar muy desafinada, le abrí la puerta y de nuevo a la cama ¡quería dormir y dormiría!, pero esto le tenía sin cuidado a un grillo que comenzó una conversación con otro grillo que le contestaba desde el jardín, traté de ignorarlo pero su cri cri cri se me metía hasta el cerebro, me levanté y empecé a buscarlo por todo el cuarto ¡inútilmente claro está! lo único que conseguí fue un golpe en la rodilla al querer ver si estaba detrás del escritorio.
Furiosa regresé a la cama y ¡como no! Mel quería entrar, le dejé pasar, me arropé bien en la cama, apagué la luz y hubo un momento de paz y quietud ¡¡el ojo del huracán!! pues de pronto sentí un golpe en el pecho, me incorporé sobresaltada y encendí la lámpara ¡era Mel con el grillo en la boca!. A pesar de sus protestas se lo quité rápidamente y empecé a darle los primeros auxilios, le di aire, le moví las patitas, le di suaves masajes donde calculaba tenía el corazón, hasta le tiré un poco de agua en la cara...pero nada ¡el pobre grillo estaba tieso!. Me puse a pensar (mientras Mel me miraba indignada)en que hacer con el difunto, devolvérselo a Mel ¡ni pensarlo!, si lo tiraba al jardín sería traumático para el otro grillo que continuaba cantando ignorante de la tragedia y de pronto...¡el grillo dio un tremendo salto! ¿los grillos se desmayan?. Mel y yo fuimos tras el con muy diferentes intenciones por cierto, hasta que por fin logré capturarlo sobre la alfombra poniéndole un vaso encima, Mel me miraba con sorna como diciendo: ¿y ahora? ¿como lo sacarás sin que se te escape?, pero dada mi amplia experiencia como cazadora de bichos sabía exactamente como proceder, deslizando un papel por debajo del vaso para que le sirviera de piso, pude sacar sin problemas al dichoso grillo a reunirse con su compañero en el jardín.
Me preparé un café, le di a Mel doble ración de galletas y me senté a la computadora a escribir esto. ¡Buenos días a todos!
A las diez de la noche apagué la computadora y me metí en la camita, pero algo me molestaba, pensé y recordé que no había puesto la llave a la puerta de calle, así que me levanté puse la llave y ahora si ¡a dormir! bueno al menos eso era lo que creía, mi querida gata Mel quería salir y empezó a maullar muy desafinada, le abrí la puerta y de nuevo a la cama ¡quería dormir y dormiría!, pero esto le tenía sin cuidado a un grillo que comenzó una conversación con otro grillo que le contestaba desde el jardín, traté de ignorarlo pero su cri cri cri se me metía hasta el cerebro, me levanté y empecé a buscarlo por todo el cuarto ¡inútilmente claro está! lo único que conseguí fue un golpe en la rodilla al querer ver si estaba detrás del escritorio.
Furiosa regresé a la cama y ¡como no! Mel quería entrar, le dejé pasar, me arropé bien en la cama, apagué la luz y hubo un momento de paz y quietud ¡¡el ojo del huracán!! pues de pronto sentí un golpe en el pecho, me incorporé sobresaltada y encendí la lámpara ¡era Mel con el grillo en la boca!. A pesar de sus protestas se lo quité rápidamente y empecé a darle los primeros auxilios, le di aire, le moví las patitas, le di suaves masajes donde calculaba tenía el corazón, hasta le tiré un poco de agua en la cara...pero nada ¡el pobre grillo estaba tieso!. Me puse a pensar (mientras Mel me miraba indignada)en que hacer con el difunto, devolvérselo a Mel ¡ni pensarlo!, si lo tiraba al jardín sería traumático para el otro grillo que continuaba cantando ignorante de la tragedia y de pronto...¡el grillo dio un tremendo salto! ¿los grillos se desmayan?. Mel y yo fuimos tras el con muy diferentes intenciones por cierto, hasta que por fin logré capturarlo sobre la alfombra poniéndole un vaso encima, Mel me miraba con sorna como diciendo: ¿y ahora? ¿como lo sacarás sin que se te escape?, pero dada mi amplia experiencia como cazadora de bichos sabía exactamente como proceder, deslizando un papel por debajo del vaso para que le sirviera de piso, pude sacar sin problemas al dichoso grillo a reunirse con su compañero en el jardín.
Me preparé un café, le di a Mel doble ración de galletas y me senté a la computadora a escribir esto. ¡Buenos días a todos!